Artículo 2°—Los baldíos son susceptibles de dominio particular por efecto
de enajenación, de anuncio o prescripción adquisitiva, y pueden ser poseídos
en virtud de arrendamiento que de
ellos haga el Estado de acuerdo con los términos de esta ley, o bien
de concesiones hechas o que se hagan por el Poder Legislativo, para fines
determinados.
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